Hifumi Abe ha escrito un nuevo capítulo en la historia del judo al ganar su segunda medalla de oro consecutiva en los Juegos Olímpicos de París 2024. El judoca japonés, que compite en la categoría de -66 kg, logró el oro tras una impresionante victoria por ippon frente al brasileño Willian Lima en la final disputada en la emblemática Arena Champ-de-Mars. Este triunfo reafirma su estatus como uno de los grandes del judo, sumándose a su victoria en Tokio 2020, donde también se coronó campeón
Un día agridulce para los Abe
La jornada fue emotiva para la familia Abe. Aunque Hifumi celebró su victoria, su hermana menor, Uta Abe, experimentó una inesperada derrota en la segunda ronda de la categoría de -52 kg frente a la uzbeka Diyora Keldiyorova, quien finalmente se llevó el oro. Esta derrota fue una sorpresa para muchos, considerando que Uta había ganado el oro en Tokio 2020 y era la favorita para repetir la hazaña.
A pesar de la tristeza familiar, Hifumi expresó su determinación de mantener el honor de los Abe en lo más alto. En sus declaraciones después del combate, compartió: “Este es un recuerdo inolvidable para mí. Mi hermana perdió hoy y fue un día muy difícil, pero trabajé duro con la sensación de que tenía que dar lo mejor de mí para compensar”.

Dominio absoluto en el tatami
El talento de Hifumi Abe no deja espacio a dudas. Desde sus movimientos técnicos hasta su impecable estrategia, demostró por qué es un judoca temido y respetado en el circuito internacional. Su habilidad para definir combates con ippon es un reflejo de su maestría y preparación.
Con este segundo oro olímpico, Abe no solo consolida su lugar entre los mejores del judo japonés, sino que también se convierte en una fuente de inspiración para futuras generaciones de deportistas. Su historia no solo es un ejemplo de excelencia, sino también de resiliencia y compromiso.

“Siempre me esfuerzo por representar lo mejor del judo japonés. Estos momentos son los que me motivan a seguir trabajando duro y mejorando”, comentó tras recibir su medalla.